Corrido enchilada mariachi

 Papá Noel no existe pero existe la Navidad. Aquel villancico era una caja de sorpresas en manos de un mono armado hasta los dientes. Cada verso superaba en epicidad al anterior y las bocas y los ojos se derretían con rima asonante. Fahrenheit 451, se han agotado los helados. Para un incendio, cualquier escalofrío supone una provocación.

 Zambombas y panderetas en las manos de las chicas más hermosas de la cristiandad. Las tocaban con talento milenario y muerto estaba quien no dejaba volar la imaginación contemplándolas. ¡Feliz Navidad, muy feliz, lord of the rings!, exclamaban ellas mientras padres e hijos, abuelos también, se asomaban a los balcones de sus mansiones para verlas pasar en procesión. En sinopsis, la aluminosis se cobraría tres víctimas a causa de esto.

 Iban escasas de ropa; apenas sujetadores, bragas e invierno llevaban puestos. Cuando el tonto del pueblo les ofreció su camisa de fuerza con gesto cortés, lo convirtieron en espantapájaros primero y en muñeco de nieve sin zanahoria después.

 Fue la mejor Navidad sin enanos ni duendes que recuerdo en mis ciento once años de historia.

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