
Hace exactamente 42 años, conocí en Rivendel a una monja en el 219b de Baker Street.
No era una monja endemoniada, aunque comía chiles picantes bañados en tabasco habanero como si fueran tiernos ositos de gominola.
La monja me hizo ver las estrellas a través de un telescopio.
La monja me hizo ver las estrellas lanzándome con una catapulta.
Y antes, mucho antes, la monja me hizo ver las estrellas con sus labios concupiscentes.
Gracias a la catapulta de creación romana conocí a lo que quedaba de un principito, huesos a medio enterrar, en el cuadrante Iblis. Un niño les lanzaba espray de confeti de tal forma que el esqueleto, puesto en pie para recibirme con cortesía, más parecía un árbol de Navidad necesitado de un abrazo.
Se lo di, cómo no, y a cambio el principito me regaló una de aquellas frases tan suyas: Disculpe señoritinga, ¿por qué no me tira de la minga? (capítulo XVI, creo recordar)
Decidí saltar de aquel asteroide a la deriva y regresar a la Tierra, mas algo extraño tuvo que pasar durante mi interludio astral, pues tras amerizar y nadar hasta la orilla a lo perrito, descubrí que todos los hombres (y mujeres) tenían cada de simio salvo los pelirrojos, que bastante tienen con lo suyo.
-Disculpe señor mono, ¿es esto la Tierra?
-Escusez-moi, je ne parle pas espagnol. Voulez-vou une crêpe flambée?
Probé suerte con otro mono, este más pequeñito, como enano. Precioso. El Godzilla que toda Chita querría para su hijita desparasitada.
-¿La Tierra, qué cosa es esa? -contestó el pequeñín-. Amigo, este es el planeta Perra.
-¿Pero estamos en España? Ya sabe, flamenco, corridas (de toros), corrupción, la Jessi Yoli Kimberly, paella con limón.
-¿Pa ella? ¡Querrá decir pa todos!
El mono comenzó a partirse de la risa ante su propia ocurrencia, como si fuera un sevillano contando un chiste en Canal Sur. Tras caerle un rayo encima se partió literalmente. Quise reconfortarle en momentos tan difíciles, así que me ceñí el alzacuellos y le pregunté si tenía pecados que confesar.
-Ay señor, muchos son mis pecados, pues soy licencioso en exceso de tanto que me gusta la coyunda y he dado más de un disgusto a mi santa madre. Como dice ella: hay quien se cae del árbol de culo, quien se cae de cabeza y quien se Caetano Veloso.
No dijo más. Se murió. Hice autostop, un mono llamado César me recogió en la autovía que conecta Totana (Murcia) y Mazarrón (Murcia) y me llevó a casa tras obsequiar con unos maravedíes a los pedigüeños que hacían malabares en el semáforo en rojo. Por lo visto estábamos en el año 2048 después de Cristo y un cuarto de siglo antes un virus de los chinos lo había jodido todo a lo grande. Como nos hicimos amigos tuve a bien desempolvar mi vieja máquina de hacer churros, también el palo de churrero, y elaboré dos docenas de ellos además de un chocolate bien espeso y un tanto caducado. A César le gustaron mucho y yo maldije a quienes me habían dejado 400 mensajes en el contestador automático para que me cambiase de compañía telefónica antes del apocalipsis vírico.
-¡Maniáticos, lo habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos, maldigo Tiktok y el reguetón, os maldigo!
Me encanta este cuento, y especialmente que siga habiendo churros.
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Es una especie de autobiografía intimista.
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Si 👏🏻
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¡Gracias!
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De nada Joiel 🥰🌼🌼🌼
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Me encantó Joiel, me hiciste reír. ¿Cómo es posible que se te ocurran cosas tan locas? Locas pero buenísimas. Ahora la música muy ad-hoc al cuento y ¿qué es eso de «Benito Kamelas?» ¡Jajaja parecen mexicanos, (por aquello del doble sentido pero ya vi que también en España lo tienen). Saludos.
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Creo que el golpe que me di en plena quijotera (unas 42 veces) tiene algo que ver. Benito Kamelas es eso, pura poesía sonora. Gracias por pasarte, tus comentarios me encantan.
Sonrisas.
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La verdad es que parece gracioso y seguro que hasta lo es pero a mí me sugiere entre lineas una música algo triste, además el detalle del principito esquelético con falta de abrazos y ese mono tan gracioso al que lo parte un rayo … » Verzage nicht, o Häuflein klein»- J.S. Bach – Cantate BWV 42 me dijo una amiga que hoy tiene cumpleaños;). No, ya sin irme por la ramas, muy chulo tu estilo, me gusta.
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Son risas y son lágrimas, eso son, todos ellos y los que fueron. También el mono se fue por las ramas, y aunque no fue la suya una vida plena, al menos vivió a boca de perro, mordiendo lo que merecía la pena.
Estoy escuchando lo que dirige la batuta de un señor llamado Kay Johannssen en honor al cumpleaños que hoy tiene tu amiga.
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Disculpa, no me expresé bien, mi amiga no tiene cumpleaños, es Bach, quien lo tendría, lo que quise decir es que fue mi amiga la que me lo recordó. El protagonista del relato también celebraba aniversario, me hizo gracia, y una cosa me llevó a la otra. Risas y lágrimas, dicen que eso es vida. Lo que me gusta del relato y de tu estilo es que ese dualismo no está resuelto. No digo más que cuando estos seres se destripan pierden la vida y el encanto 😉
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Prefiero mantener mis buenos deseos para con tu amiga antes que con el bueno de Bach. Tras más de dos siglos y medio, no creo que le importe.
Somos dualidades, como luces y sonrisas, caídas y alzamientos, cielos e infiernos.
Muchas gracias por tus comentarios, es un placer leerte.
Sonrisas.
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Me gusta el optimismo y el video de la resiliencia! Nada de fatalismos: después del apocalipsis seguirán habiendo monos, churros y chocolate. Todas los centros de llamadas para venderte algo desaparecerán. Qué más podemos pedir! Genial interpretación.
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A optimismo y resiliencia solo me ganan 8000 millones de personas y otros tantos patos, pero gusto de imaginar un dulce apocalipsis que sea beneficioso para los que tenemos un corazón puro.
Sonrisas.
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Si es que los de las compañías telefónicas son capaces de arruinar el día a cualquiera. Me alegro que gracias a tu fe y a tu amiga con claras dotes para el uso de las catapultas pudieras sobrevivir a tan horrendo momento en la historia del planeta.
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Las compañías telefónicas están dirigidas por pelirrojos que odian Murcia, con eso lo digo todo.
Sonrisas.
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Yo creo que odian a todo el mundo en general, están enfadados con el mundo.
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