Bloc de dibujo

 Apareció sobre el disperso garabato del horizonte clariacontecido la figura de un anciano, aupado a lomos de un jumento de andares melancólicos pero acompasados, prendado de las margaritas a los márgenes de la hoja, bufando a los que se guardaban el sol a puñados en los estuches de los bolsillos. El animal cargaba a su vez sendos sacos de cebollas que el jinete iba repartiendo a quienes alzaban sus manos desde las cuadrículas sin enturbiar por los colores más fríos.

 Los hambrientos mordían las verduras y se relamían conformes, pero los soñadores, los aventureros, los condenados, los hijos del Mil veces no, arrancaban con los dientes la primera capa de la cebolla en busca de un beso frágil escondido, alguna leyenda, la llave que llevase a otros mundos donde la tinta se derramase en infinitos. Todo se hacía irrealidad de vodevil mientras el firmamento se convertía en un desvarío donde los diferentes mundos eran cajitas de música a las que nadie daba cuerda.

 Lejos quedaron el viejo y su montura, trotando sobre los vientos que agitan banderas raídas y estremecen rosas, dejando tras sus pasos esbozos difuminados y nubes de carboncillo, reflejos grises de una libreta que acabaría suspendiendo al final de curso, ardiendo en la noche de San Juan.

Johnny Cash – The Man Comes Around