Es el invierno de mi vida. Quedan esta taza y el café en su interior. No me gusta el café, pero me gustan los labios que lo probaban; a veces una gota de azabache resbalaba entre ellos y nacían los océanos. Ahora ella está lejos, bajo la lluvia y el viento. En una tumba donde nunca faltarán flores. Le gustaba ver pétalos volar.
Siento la traición de las demás estaciones; cada año, Primavera es la más cruel.
Derramo azúcar en el líquido sedoso, busco la cucharilla y no la encuentro. Podría servirme cualquier otra, pero la cocina desapareció cuando pasé del color al blanco y negro. A veces, los días se miden en vidas.
Introduzco un dedo. Lánguido, demacrado, el primero de los números romanos. Remuevo el contenido de la taza y siento el frío que no supo escapar de las montañas más solitarias. Cierro los ojos.
Pero me gustan sus labios.
Excelente texto.
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Se agradece.
Sonrisas.
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Cualquier cosa que hubieras puesto me hubiera gustado, porque ya el título me conquisto. Fan incondicional del café, y ahora de este texto. Abrazos
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Yo lo soy del café vienés. Cuando encuentras un buen café vienés, el tesoro pronuncia sus primeras palabras.
Sonrisas.
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Y allí te quedas, contemplando la nada y disfrutando con todos tus sentidos de ese placer intenso.
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Simplemente genial Joiel, me encanta.
Saludos.
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¡Gracias! Como siempre digo, se intenta.
Sonrisas.
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Esa melancolía hecha texto…grises,negros,blancos…la primavera hundida en un oscuro café…👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
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Así es como las estaciones se calientan las ilusiones.
Sonrisas.
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Hermosamente triste. ❤️
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Como la cara oculta de la vida.
Sonrisas.
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Magnífico!!!
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Lo magnífico sin enanos solo es ausencia.
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